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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú vs. Punto límite

  • Cine
teléfono rojo

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (1964) fue la séptima película dirigida por Stanley Kubrick (1928-1999). Antes había trabajado en: Lolita (1962), Espartaco (1960), Senderos de gloria (1957), Atraco perfecto (1956), El beso del asesino (1955) y Fear and desire (1953).

El llamativo título en España no se parece nada al original Dr. Strangelove or: How I learned to stop worrying and love the bomb. En Hispanoamérica estuvieron más precisos con la traducción y se la conoce como Dr. Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba.

El filme parte de la siguiente premisa: un paranoico general anticomunista pone en marcha un plan para que varios bombarderos estadounidenses se dirijan hacia la Unión Soviética con la intención de dejar caer las cabezas nucleares que transportan. Si esta ofensiva no se detiene, el resultado será la guerra nuclear entre ambas naciones, ya que los rusos están de alguna manera obligados a responder al ataque con la misma moneda.

La película aborda la consecuente crisis diplomática y los intentos de impedir la escalada nuclear del conflicto con un tono de comedia negra satírica.

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¿Teléfono rojo? Volamos hacia MoscúFuente.

Una novela que iba muy en serio

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú se basa en la novela Red alert (1958), de Peter George, un exteniente de la RAF partidario del desarme nuclear. El libro iba muy en serio en lo de advertir de forma muy creíble la amenaza y los peligros de un ataque nuclear catastrófico por un fallo del sistema.

Red alert cuenta la historia de un general con depresión por una enfermedad fatal que lanza cuarenta B-52 armados con cabezas nucleares contra los soviéticos. Luego sella la base en la que se encuentra para evitar que descubran el código de la contraorden que sólo él posee. Los hombres del Presidente, en la Sala de Guerra del pentágono, le explican la situación amistosamente a los rusos y acuerdan bombardear alguna ciudad estadounidense si alguna soviética sufre bombardeo atómico. Finalmente, cae una bomba americana en terreno ruso, pero en un lugar despoblado. Los líderes rusos y americanos terminan comprometiéndose para evitar posibles riesgos de este tipo en el futuro.

Pese a su final aparentemente feliz, la novela termina con la frase:

Si el sistema es seguro en el 99,99 % de los casos, con una suerte media y teniendo en cuenta que un año tiene 365 días, se producirá un incidente serio dentro de 30 años.

El productor James B. Harris y Stanley Kubrick compraron los derechos de la novela por poco dinero, y Kubrick y Peter George se pusieron a escribir un guion dramático. En los primeros borradores la crisis era contemplada por unos observadores extraterrestres. Pero entre cerveza y cerveza, Kubrick y Harris empezaron a verle el lado cómico al asunto. ¿Y si a los líderes del Pentágono les entra hambre? ¿Piden unas pizzas? Yo con anchoas, yo sin… Cosas así. Cuando se quedaron sin bromas buscaron a un guionista. El elegido fue Terry Southern, un escritor satírico que descubrieron gracias a Peter Sellers. Sellers había leído una novela de Southern, le había resultado divertida y se la había enviado a Kubrick, quien también le vio la vena cómica.

A pesar de que el giro a comedia satírica no le hizo ni pizca ni gracia, Peter George escribió una novelización del guion de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú que se vendió mejor que su novela. Más tarde, George publicó dos historias más, ambas variaciones sobre el mismo tema: la lucha por sobrevivir tras una guerra nuclear. Su vida terminó abruptamente en 1966, cuando se suicidó de un disparo.

El tema de Teléfono rojo… no era demasiado original

El tema de la amenaza nuclear no era muy original a finales de los años 50/principios de los 60. En 1959 se había estrenado On the beach, de Stanley Kramer, película en la que un grupo de supervivientes en Melbourne se dedican a esperar que la lluvia radiactiva que se ha extendido por todo el planeta les alcance irremediablemente.

Otro título que podemos destacar es Estado de alarma (The Bedford incident, 1965), dirigida por el entonces ya exsocio de Kubrick, James B. Harris. Tenemos aquí al capitán de un barco destructor estadounidense patrullando por el estrecho de Groenlandia, al acecho de un submarino soviético. Se inicia entonces un juego del gato y del ratón entre icebergs que remite a la persecución obsesiva del capitán Ahab a Moby Dick

Pero el rival más directo de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú fue la novela Fail Safe (1962), un bestseller que recordaba mucho a lo expuesto en Red alert. Ante la noticia de que se iba a rodar una película adaptando Punto límite (Fail safe), a Kubrick le entró prisa por rodar su filme. Para ganar tiempo, convencieron a Peter George para que interpusiera a los autores del libro una demanda por plagio. El asunto se arregló con un acuerdo extrajudicial.

La novela Fail safe fue llevada al cine por Sidney Lumet en 1964, tras comprar Columbia los derechos de la producción. El juego sucio de Kubrick provocó que se retrasara el estreno de Punto límite(como se titula la película en España) todo lo posible para que así no robase protagonismo a Teléfono rojo... La maniobra fue un éxito y Punto límite pasó desapercibida pese a que se trata de una gran obra. Es un drama crudísimo que funciona como el reverso tenebroso de Dr. Strangelove. 

Si quieres saber más sobre ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú y Punto límite, las analizamos conjuntamente en este pódcast:

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